miércoles, 20 de febrero de 2019

La seda del pañuelo.

Entonces, la seda de tu pañuelo empezo a resbalarse, el viento tirando de ella al momento de desenredarse acaricio con delicadeza tu terso rostro, quien no se inmuto por la sensacion. Solo en el momento en que tu lagrima hirio el pañuelo, fue que este huyo, agonizante, escapando de la desagradable escena. Que envidia del pañuelo, quien no soporto el calor del adios.

¿Como se termina algo que nunca comenzo, cuando los dos corazones ya se habian transcurrido medio siglo entre noches de besos y sexo, detras de puertas susurrantes?

Diste media vuelta, decidida, acalambrada y decepcionada, y yo di, tombos en el alma, escurriendome de ansias al ver tu cuerpo ya lejos, ya distante, ya marchito.


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