Se despert贸 de golpe, con el corazon palpitando a toda marcha y abriendo mucho los ojos para ver entre la noche, luego que un balde fri贸 y de tintineo telef贸nicos le haya ca铆do encima. Erica se quedo en su cama, sin mover ni un solo dedo, escuchando el tel茅fono cuyo sonido se hacia estruendoso por la calma que acompa帽a la noche. Se paro lentamente, como con miedo de romper la cama, camino cuidadosamente en el piso con precauci贸n de no pisar los vidrios rotos de las botellas de alcohol y las cenizas de cigarros. Se paro en el pasillo y se quedo observando la luz que se asomaba desde la ventana mas cercana, que rasgaba la boca de lobo que era la escalera.
El timbre dejo de sonar, se quedo parada, oyendo solo su respiraci贸n, cuando el tel茅fono volvi贸 a repicar, ¿suena mas alto el repique o son cosas imaginarias?
Bajo las escaleras y se detuvo frente al aparato, solo hay dos motivos para recibir una llamada en la madrugada; viejos amores y malas noticias.
Erica se acomodo las braguitas que le apretaban las nalgas, levanto el tel茅fono cuyo auricular solo reconoci贸 por el haz de luz que se impon铆a en una ventana contigua. Al colocarse el fri贸 aparato en sus mejillas, se le erizo la piel. Pronuncio quiz谩s el Hola mas inexpresivo y suspicaz de su vida. El tel茅fono escupi贸 est谩tica por un momento y oy贸 una respuesta.
-Hola nena, ¿no creias que me olvidaria de ti tan pronto, cierto?
Erica con un apretar de sienes y un frio cuchillo de ansiedad que se cernia en su corazon entendio la paradoja; los viejos amores siempre son malas noticias.

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